A Mons. Alonso Garza Treviño, Obispo de Piedras Negras, Coahuila.
A las familias de los Mineros en Sabinas, Coahuila.
Estimado hermano Alonso:
Estimados hermanas y hermanos todos:
Los saludamos con la luz y esperanza que pone en nuestros corazones la Pascua del Señor.
Los Obispos de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, queremos hacernos solidarios con el dolor de la familia diocesana de Piedras Negras, Coah., ante la tragedia de la explosión ocurrida el pasado 3 de mayo en el pozo 3 de una mina en Sabinas, Coahuila, que se suma a otras tragedias similares en el campo de la minería.
Nos acercamos solidariamente al sufrimiento de las familias de los mineros y de sus compañeros de trabajo; su dolor no es ajeno a la Iglesia, pues “no hay nada que sea verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.” La pérdida de un ser querido es una de las experiencias más difíciles de sanar y de entender, más aún, cuando esta sucede, en el espacio de trabajo, en un día ordinario en el que los hombres y mujeres salen a cumplir con el deber de contribuir al sostenimiento de la propia familia y de participar en la vida de la comunidad.
La tragedia de la mina de Sabinas, Coah, hace evidente la pobreza de muchos hombres y mujeres que se ven obligados a aceptar trabajos de alto riesgo, en precarias condiciones laborales y por una exigua remuneración. Estas condiciones laborales son injustas y provocan indignación y dolor, cuando quienes las sufren son menores de edad. No es justo que miles de menores tengan que trabajar, en condiciones inhumanas y no tengan la posibilidad de estar en la escuela.
Una vez más constatamos cómo el modelo de desarrollo económico vigente en nuestro país no ha favorecido, en muchos lugares, el crecimiento y desarrollo de muchas familias mexicanas que, en diversas comunidades, sólo tienen la opción de emigrar a los Estados Unidos o de quedarse a trabajar, en condiciones precarias, en las escasas fuentes de empleo de sus localidades.
El trabajo es un derecho, no sólo por la retribución económica, sino porque este mismo trabajo tiene una dimensión trascendental para quien lo realiza, es un aporte a la comunidad y es un medio de realización que integra, revitaliza y sostiene a la familia.
Hoy nos apropiamos las palabras del Beato Juan Pablo II en su mensaje a los trabajadores de Buenos Aires (1987): “Basta, a unas situaciones en las que los derechos del trabajo estén férreamente subordinados a sistemas económicos que busquen exclusivamente el máximo beneficio, sin reparar en la cualidad moral de los medios que emplean para obtenerlo… Basta, a que el derecho a trabajar quede al arbitrio de transitorias circunstancias económicas o financieras, las cuales no tengan en cuenta que el pleno empleo de las fuerzas laborales debe ser objetivo prioritario de toda organización social.”
Hacemos un llamado a todas las personas e instituciones que tienen responsabilidad legal o moral en la tragedia de Sabinas, Coah, para que atiendan la crisis humanitaria que se deriva de esta tragedia, tanto para las familias que han perdido alguno de sus seres queridos, como para los trabajadores que se quedan sin empleo. En un Estado de derecho como es el nuestro, el derecho de los trabajadores cuenta con la tutela de la ley y esta debe aplicarse de manera expedita. Es necesario además tomar las medidas preventivas pertinentes para que este tipo de tragedias no se repitan.
Encomendamos a Dios el descanso eterno de quienes fallecieron en la mina de Sabinas y de quienes han muerto por la falta de condiciones de seguridad en sus trabajos. A los trabajadores que aún están en la lucha por un trabajo digno, les alentamos a continuar, por el camino del diálogo y el compromiso, a buscar condiciones laborales más justas.
+ Gustavo Rodríguez Vega
Obispo de Nuevo Laredo
Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social
+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
Dimensión de Pastoral del Trabajo
Comisión Episcopal para la Pastoral Social
Armando Flores Navarro pbro.
Secretario Ejecutivo
Comisión Episcopal para la Pastoral Social
Y esta es una de las muchas situaciones denigrantes en las que vive y trabaja nuestro pueblo Mexicano, en nuestro Estado de Coahuila se viven muchos problemas de tipo social, desde aquellos que denigran a la persona mediante la pobreza, hasta aquellos que con el mal uso del dinero denigran igualmente a la persona con todo tipo de enfermedades, somos uno de los Estados o el primero en índice de obesidad, eso también denigra a la persona y acarrea problemas a la solvencia del Estado. Muchas personas muren en este estado a causa de un egoísmo e individualismo, así como de las pésimas leyes que nos rigen.
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