1. El Seminario
Casi 100 años después de la llegada del Obispo misionero a estas tierras veracruzanas aún sigue vivo el aprecio de nuestro pueblo por el Seminario. Dentro de todas las herencias espirituales que San Rafael Guízar Valencia dejó a la Iglesia de Xalapa es necesario destacar el cariño de nuestra gente por el Seminario.
Por la perseverancia y la entrega del Obispo de los pobres el Seminario de Xalapa fue la única institución formativa de la Iglesia que se mantuvo en pie aún en los tiempos oscuros de la persecución religiosa en México. San Rafael, directamente, se constituyó en formador y maestro de generaciones de sacerdotes. Bajo su inspiración muchos jóvenes abrazaron el sacerdocio y también vivieron una vida ejemplar, como podemos atestiguarlo por la trayectoria evangélica de tantos sacerdotes que se entregaron fielmente a su servicio.
Sin dejar de reconocer todas las implicaciones teológicas de la cuestión vocacional, se podría decir que el «contagio» sigue siendo uno de los principales medios para llamar al sacerdocio y a la santidad. El contagio entendido como la fascinación de una vida que provoca cuestionamientos a su paso. Viendo la vida entregada y entusiasta de un sacerdote convencido los jóvenes se interesan en esta forma de realización que pueda llenar también de sentido su propia existencia.
La vida cristiana y particularmente el sacerdocio se han transmitido por contagio, pues una vida íntegra y dedicada siempre suscitará interrogantes en su entorno y provocará en los demás el deseo de conocer más profundamente el por qué y las motivaciones de este estilo de vida.
La invitación de Jesús «vengan y verán» sigue siendo la regla de oro de la animación vocacional. Aquellos primeros discípulos «fueron y vieron dónde moraba y permanecieron con Él aquel día» (Jn 1,39) y tanto debió impresionarles aquella experiencia, que el apóstol San Juan muchos años después recuerda cómo se dio aquel primer encuentro con Jesús que marcó para siempre su vida. San Juan recuerda hasta los detalles de este encuentro cuando dice: «eran cerca de las cuatro de la tarde». Jesús les había fascinado y seducido; se había producido el contagio.
El sacerdocio tiene sentido porque depende de la fascinación y el encanto que provoca la vida y la causa de Jesucristo. Precisamente por eso, el sacerdocio sigue siendo una opción dentro del horizonte de realización de los jóvenes. Además, constituye una meta atractiva para los jóvenes, porque en su corazón siempre existe el deseo de consagrar su vida a algo superior, de dedicar su vida al servicio de los demás. Aún cuando no lo consideren dentro de sus opciones de vida ven al sacerdocio con mucho respeto y alcanzan a percibir la trascendencia de su ministerio.
Quizá en otros tiempos este deseo era más natural y espontáneo porque la cultura y el ambiente favorecían una interpelación personal de esta naturaleza. En cambio, en nuestros tiempos se requiere difundir más el sacerdocio como una alternativa válida que nos lleva a alcanzar la realización y la felicidad.
Por otra parte considerando los deseos de autenticidad que hay en el corazón de los jóvenes ciertamente los aleja del sacerdocio el mal testimonio o una vida sacerdotal sin compromiso. El sacerdocio vivido de manera funcional o burocrática no es algo que apasione a los jóvenes o que los lleve a plantearse la alternativa de abrazar esta vocación.
En Xalapa y en Veracruz hay muchos maestros, profesionistas, empresarios, funcionarios públicos e incluso periodistas que cuando eran jóvenes sintieron el llamado al sacerdocio y estudiaron algunos años en el Seminario. No llegaron al sacerdocio pero pusieron a prueba su capacidad de donarse a los demás y la formación que recibieron en las aulas del Seminario les ha ayudado a consolidar su vida familiar, a buscar la excelencia y a contribuir en el progreso de la sociedad.
Este día estamos realizando una jornada de oración en todas las parroquias de la arquidiócesis de Xalapa para invitar a los jóvenes a que consideren el llamado del Señor y pongan a prueba su capacidad de romper con el estilo de vida materialista y hedonista que nos ofrece este mundo. Y estamos pidiendo, especialmente, por todos aquellos jóvenes veracruzanos que se han interesado en seguir los pasos de Cristo y ya se encuentran estudiando en el Seminario.
El Seminario de Xalapa es una institución educativa que ha venido logrando un gran prestigio a nivel nacional. Ha tenido una pléyade de maestros, a lo largo de sus 114 años de historia, entre poetas, literatos, filósofos, traductores, teólogos y Obispos. Son innumerables sus frutos en la vida diocesana, especialmente considerando a todos los sacerdotes que se han formado en sus aulas. Por eso, además de la oración también estamos invitando a los fieles para que colaboren económicamente en el sostenimiento del Seminario.
De parte del arzobispo de Xalapa, Mons. Hipólito Reyes Larios, agradecemos profundamente a nuestro pueblo por el cariño que se le brinda al Seminario y por las aportaciones económicas durante esta jornada.
2. El Equipo Formador
Este día dedicado al Seminario de Xalapa, en todo el territorio arquidiocesano, queremos reconocer la extraordinaria labor que están realizando los sacerdotes encargados de la formación de los futuros pastores del pueblo de Dios. La misión de estos sacerdotes es llevar a los jóvenes a través de un proceso de vida cristiana de tal manera que lleguen a la identificación plena con Jesús, para que siguiendo su ejemplo y con sus mismos sentimientos puedan servir a los hermanos de una manera desinteresada.
El propósito de la Iglesia es formar pastores al estilo de Jesús que sirvan al pueblo, especialmente a los más necesitados, y que lo vayan guiando por el camino de la paz, la fraternidad y la solidaridad.
Por eso necesitamos el apoyo, el afecto y la oración de nuestro pueblo, a fin de que la Iglesia de Xalapa, y particularmente el Equipo de Formadores, continúen realizando en el nombre de Dios esta labor apostólica tan apasionante de proveer pastores al pueblo de Dios.
Hace falta que en nuestras familias y en nuestras comunidades promovamos más las vocaciones al sacerdocio y a la Vida Consagrada y que siempre apoyemos las inquietudes de los jóvenes cuando quieran servir a Dios de esta manera. Ciertamente se trata de un estilo de vida que implica romper con el modelo cultural vigente en nuestros días para abrirnos a la propuesta de Jesús a través de una vida de renuncia, de entrega, de generosidad y de servicio a los hermanos.
Pbro. José Juan Sánchez Jácome
Oficina de Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa
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