miércoles, 18 de mayo de 2011

Pedir en la oración cotidiana la salvación de la humanidad

Tras haber hablado en las catequesis anteriores sobre el tema de la oración como fenómeno universal, el Papa inició hoy una nueva reflexión sobre este tema en la Biblia, "para profundizar en el diálogo de alianza entre Dios y el hombre que anima la historia de la salvación hasta su plenitud en Cristo".


Dirigiéndose a los peregrinos presentes en la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI explicó que "Abraham, el gran patriarca, padre de todos los creyentes, nos ofrece un primer ejemplo de oración de intercesión" cuando Dios le anuncia su propósito de destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra "por la maldad de sus habitantes".

El Patriarca, dijo el Papa, "no se limita a pedir la salvación de los inocentes, sino que implora el perdón para toda la ciudad, apelando a la justicia divina, (...) que busca el bien y lo crea por medio del perdón que transforma al pecador, lo convierte y lo salva".

"El pensamiento de Abraham, que parece casi paradójico, podría resumirse de la siguiente manera: por supuesto que no se pueden tratar a los inocentes como culpables, ya que sería injusto, sino tratar a los culpables como inocentes, aplicando una justicia "superior", ofreciéndoles una posibilidad de salvación, porque si los malhechores aceptan el perdón de Dios y confiesan la culpa, dejándose salvar, no seguirán haciendo el mal, llegarán a ser justos, sin necesidad de ser castigados".

Tras poner de relieve que "el perdón interrumpe la espiral del pecado, y Abraham, en su diálogo con Dios, pide exactamente esto", el Santo Padre señaló que "a través de la intercesión, la oración a Dios por la salvación de los demás, manifiesta y expresa el deseo de salvación que Dios nutre siempre hacia el hombre pecador. El mal no puede ser aceptado, debe ser señalado y destruido por medio de la pena: la destrucción de Sodoma tenía precisamente esta función. Pero el Señor no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta y viva; desea siempre perdonar, salvar, dar vida, transformar el mal en bien".

El Papa subrayó que "es necesaria una transformación desde dentro, un pretexto para realizar el bien, un inicio del que partir para transformar el mal en bien, el odio en amor, la venganza en perdón".

"Pero la misericordia de Dios en la historia de su pueblo se extiende ulteriormente. (...) El infinito y sorprendente amor de Dios se manifestará plenamente cuando el Hijo de Dios se haga hombre, el Justo definitivo, el perfecto Inocente, que traerá la salvación al mundo entero al morir en la cruz, perdonando e intercediendo por aquellos que "no saben lo que hacen".
Entonces la oración de cada uno encontrará su respuesta y todas nuestras intercesiones serán totalmente concedidas"

Benedicto XVI terminó pidiendo que "la oración de Abraham, nuestro padre en la fe, nos enseñe a abrir cada vez más nuestros corazones a la misericordia sobreabundante de de Dios, para que en la oración cotidiana sepamos desear la salvación de la humanidad y pedirla con perseverancia y con confianza al Señor, que es grande en el amor".

Fuente: VIS

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