El Amor Misericordioso de Dios Padre ha querido salvarnos, implementando en el tiempo y en la historia un Plan de Salvación, con pedagogía y progresividad, hasta llegar a la plenitud al enviarnos a su Hijo Unigénito.
Por el dinamismo del Espíritu Santo, ese plan continúa entre nosotros, haciendo efectiva constantemente, la vida nueva del Señor en el mundo, y sacramentalmente en la Iglesia “Signo e Instrumento salvífico”.
En las Iglesias Particulares está y opera el Misterio de Cristo, y su saludable Misión. En la Iglesia que peregrina en Mazatlán, en el Sur de Sinaloa, esa realidad se hace admirablemente presente, siendo el Espíritu Vivificador el Agente principal de la gracia y de la evangelización. Y a fin de que nuestra participación en la Misión de Jesucristo sea más eficaz, necesitamos laborar pastoralmente en forma organizada conjunta y orgánica, para ello nos auxilia también el Plan Diocesano de Pastoral.
Con el horizonte de responder más adecuadamente a las necesidades humanas y sociales, a los retos y desafíos de nuestro tiempo, iluminados por el Evangelio, por el Magisterio de la Iglesia, especialmente el documento de Aparecida, las enseñanzas de S.S. Benedicto XVI y las Exhortaciones Apostólicas fruto de los Sínodos Universales, eclesialmente hemos formulado el V Plan Diocesano de Pastoral que ahora presentamos y promulgamos y que tendrá vigencia hasta el Año 2016. Tratemos de vivir sus orientaciones.
Que seamos siempre fieles al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, a nuestra Madre y Maestra la Iglesia, al Santo Padre y a nuestro Obispo, que nos esmeremos en cultivar la comunión con los Presbíteros, Religiosas, Seminario y Laicos; empeñémonos en la Nueva Evangelización, “esfuerzo eclesial renovador”, que pretende un crecimiento en la Fe, la Esperanza y la Caridad de todos, especialmente de los alejados, siendo conscientes – como lo dice los Liniamienta del próximo Sínodo Universal que “la Nueva Evangelización, es sobre todo una tarea espiritual de seguidores de Cristo, que buscan la santidad”.
Le rogamos a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, que nos inspire con su fortaleza, con su constante intercesión, para que nuestra Iglesia Particular de Mazatlán, sea cada vez más promotora de la dignidad humana, más servidora de la fraternidad y más evangelizadora de los Hijos de Dios, a fin de que seamos diligentes discípulos y misioneros de Jesucristo.
+ Mario Espinosa Contreras
Obispo de Mazatlán
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